(paisaje): quince edificios superpuestos forman escalones en la colina de la ciudad. la mayoría tiene en cada piso dos balcones y unas cuantas ventanas; las ventanas que quedan libres se enganchan unas a otras con largas liñas de color verde que combinan, en algunos tramos, con otras de color rojo. de los tendederos cuelgan ropas multicolores y sábanas gigantes.
(foto): una camisa de fuerza está colgada de un tendedero, en un patio interior, y un rayo de sol va directo hasta una de las mangas con correas que cae un metro hacia abajo.
(retrato): una pareja apoyada en un balcón de uno de los edificios de la colina. ella, esbelta y rubia, con un traje ajustado ronda los cuarenta y apoya una mano sobre la baranda mientras con la otro se toca el pelo. él, igual de alto, con una calvicie rasurada y arreglada, algo más viejo que ella, sin camisa muestra su torso desnudo, y aprovecha los pocos rayos de sol que traspasan el cielo gris para estirarse un poco.
(colores): los edificios superiores compilan una gama de colores gastados, preferentemente blancos; los centrales, salvo el que la pareja ocupa, que es un edificio descascarillado de un viejo tono marrón convertido en muescas de ladrillo, son de color azulado y amarillo. los inferiores, los únicos rehabilitados, están pintados de muchos colores, verde, rojo, violeta... y su composición es libre.
(luz): es por la tarde, las siete, y por la orientación de la colina el sol solo roza los edificios más altos, y durante pocas horas deja algún rayo de sol en los inferiores. el día está cubierto por unas nubes grises, no muy densas, que dejan escapar algo de luz en huecos pequeños. sopla también algo de viento por el balanceo de la ropa tendida.
(zoom): desde lo lejos se intuye una pequeña distancia entre los dos personajes que se sitúan en el balcón de uno de los edificios. conforme nos acercamos, vemos que en la cara de cada uno hay un gesto revelador y claro. ella arquea las cejas como si reflexionara y se preguntara algo, su boca expulsa el humo del cigarrillo que tiene en una de sus manos. él, estirando su cuerpo, parece sentir una dicha intensa en su cara, parece estar alegre como si hubiera ocurrido algo que le dejara con la boca sonriente.
(perspectiva): algunos edificios no cobran una importancia mayor, su color viejo los iguala, pero otros, como son los del centro, que casi han perdido la pintura, destacan. entre los balcones, solo la pareja centra la visión de esos bloques de hormigón. entre la ropa tendida, la camisa de fuerza, blanquecina, se zarandea con sus dos patas en el aire, las demás, aún siendo de otros colores, se disuelven en la imagen por la falta de un rayo de sol que las exponga.
octavio pineda
(colores): los edificios superiores compilan una gama de colores gastados, preferentemente blancos; los centrales, salvo el que la pareja ocupa, que es un edificio descascarillado de un viejo tono marrón convertido en muescas de ladrillo, son de color azulado y amarillo. los inferiores, los únicos rehabilitados, están pintados de muchos colores, verde, rojo, violeta... y su composición es libre.
(luz): es por la tarde, las siete, y por la orientación de la colina el sol solo roza los edificios más altos, y durante pocas horas deja algún rayo de sol en los inferiores. el día está cubierto por unas nubes grises, no muy densas, que dejan escapar algo de luz en huecos pequeños. sopla también algo de viento por el balanceo de la ropa tendida.
(zoom): desde lo lejos se intuye una pequeña distancia entre los dos personajes que se sitúan en el balcón de uno de los edificios. conforme nos acercamos, vemos que en la cara de cada uno hay un gesto revelador y claro. ella arquea las cejas como si reflexionara y se preguntara algo, su boca expulsa el humo del cigarrillo que tiene en una de sus manos. él, estirando su cuerpo, parece sentir una dicha intensa en su cara, parece estar alegre como si hubiera ocurrido algo que le dejara con la boca sonriente.
(perspectiva): algunos edificios no cobran una importancia mayor, su color viejo los iguala, pero otros, como son los del centro, que casi han perdido la pintura, destacan. entre los balcones, solo la pareja centra la visión de esos bloques de hormigón. entre la ropa tendida, la camisa de fuerza, blanquecina, se zarandea con sus dos patas en el aire, las demás, aún siendo de otros colores, se disuelven en la imagen por la falta de un rayo de sol que las exponga.
octavio pineda
6 comentarios:
Cuánto cuesta la foto? hay subasta? venta convencional en galería? ebay tal vez???
wanit!
Casi nos caen en la cabeza las gotas de agua que escurren de la camisa de fuerza......se supera sr. Pineda. Besos de una VIAndante
despues de esto ya te puedes convertir en critico de fotografia. oye parece que perdimos a un autor, cambiara el nombre a fivetracks? o nonos deleitara con algun bonus track? dile a Jota que por lo menos un buen texto de despedida deberia caer. Un abrazo Q
qué día es hoy?
Domingo, por lo menos
qué ciudad es esa en la que incluso los locos lavan sus camisas?
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