La carretera hacia Tipaza se desenrolla como una alfombra a lo largo de la costa. Como una alfombra gris polvorienta y agujereada. A pesar de noviembre el cielo está despejado y hace calor. Javier se siente algo menos optimista que cuando dejaron atrás Argel, un cuarto de hora antes. La conversación ha ido languideciendo y finalmente se ha diluido. Ahora Aïcha acaba de subir el volumen de la música. Suena Miles Davis. Suena Aaron Neville. Suena The Police.
-Entonces te gusta el cine -dice Javier.
-Mmm, sí. Se puede decir que soy cinéfila.
-¿Cuál es la película que más te ha gustado últimamente?... Que hayas visto hace poco y te haya gustado, quiero decir.
-Mmm, 2046 me encantó.
-A mí también me gustó... -a un lado de la carretera parpadean puestos donde la fruta madura al sol- pero no como para volverse loco. Quiero decir que la historia en sí no me pareció gran cosa, ese tío y las mujeres de su vida, ya sabes. Pero había cosas, las pequeñas historias dentro de la historia principal, que no estaban nada mal. El relato futurista del robot con efecto retardado, por ejemplo.
-A mí lo que más me gustó fue su capacidad para fijar imágenes en la memoria del espectador, y luego su sentido del color, de la estética.
-Sí... se quedan grabadas, es verdad.
Pasan un bache, a un lado de la carretera aparece una trinchera de la que asoma la cara de un policía sonriente que mira hacia las montañas. El sol se refleja en su visera negra. A pesar del uniforme azul, la metralleta y los sacos de arena, la imagen resulta inesperadamente bucólica.
-¿Y qué más? -pregunta Aïcha.
A un lado de la carretera venden bolsas de plástico transparente llenas de agua. En el interior de cada una, como suspendido en el centro, hay un solitario pez naranja que los ve pasar.
Josué Hernández
3 comentarios:
Hijo, las líneas de la mano, las calles de la ciudad, las carreteras de los mapas y los hemisferios. Me haces sentir el escalofríe que da al pasar de lo oscuro a lo iluminado cuando la sombra aparece con su malasangre.
JOta. I´ve missed you. Estás con el pecho hencchidooo de sangrecitaaaaa rojaaaaaaa! Qué bien le sienta el mediterraneé, caballero. Me dieron ganas de sandía. Aunque sea oroño. Mis felicitaciones y mis amores, también!
curiosa alfombra "oriental" esa... Me llena de recuerdos y de cierta curiosidad, qué bueno!
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