Aeropuerto de Argel-Houari-Boumediane
El amor no es más que un engaño mutuo, consentido, recíproco entre dos cerebros humanos. Es un acto consensuado, programado, necesario, conocido de antemano por ambos. Simultáneamente, o con un desfase apenas perceptible, la coordinación hormonal y neuronal de cada uno de ellos hace que se creen ligaduras físicas y enlaces químicos que no hacen sino llevar a cabo una tarea rutinaria, metódica, imprescindible para el desarrollo normal de cada uno. Parece mentira que algo tan sencillo pueda, a la vez, dar tantos problemas.
Después de todo, la única diferencia que tenemos con los robots y la IA es que, los humanos, además del 1 y el 0, tenemos valores intermedios para hacerlo todo más interesante…y difícil a la vez.
César B.
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