Medellín, 2009.
Adivinar como la violencia y la imaginación juegan con el meco, con el metrallo, con la capital colombiana en la actualidad no es fácil.
El mundo parece estar en un coma permanente. A miles de kilómetros Israel y Palestina acaban con la posibilidad de una pequeña respuesta. Caer en una de las calles de la nueva Hispanoamérica no es fácil. Los perros que antes mataban a los indios salvajes, ahora son adiestrados por el hambre, la avaricia, la cocaína, políticos corruptos, corruptos también los que están aún en las barrigas, el caos circulatorio y humano de todo el continente. Pero no interesa ni a la literatura del derecho internacional ni a la de las editoriales. Y desde luego no podemos pretender que salven el mundo ni los jueces ni los editores.
El mundo se vuelve aburrido, repetido hasta la náusea, son las babas de dios. Todo se ha quedado varado en la tristeza.
La imaginación y la violencia se las tiene que inventar un buen paisa, porque las de Medellin ya no valen. La economía de la violencia esta en crisis. Lo dejo aquí. Es el quinto cuento que mato en un mes por estar enfermo de mala realidad.
A.León
3 comentarios:
Que triste, triste, triste estás.
¿con quién hay que pegarse para que dejen de mancharse tus zapatos?
ey monsieur, y con tanta tristeza... cómo puedo ver el texto próximo?
Un hombre martes
saludos de la carab
Enséñame a matar cuentos, anda, que te quedan muy bien muertos.
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